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Desde siempre, y especialmente desde que animo Sexofonia y abiertamente se sabe que soy aficionada tanto al sexo como a las historias de sexo, la gente me cuenta las confesiones más increíbles, más bellas, más sinceras, más irreales.
Esa historia de Álvaro, cuando me la regaló aquella tarde linda en Can Masdeu compartida con la radio Bronka, mientras estaba sirviendo a la barra, me iluminó la noche, y más. Pareciá demasiado bella para guardármela egoistamente, así que lo invité para que lo contara a tod@s l@s aficionad@s al sexo, a Sexofonia, a la vida.
Parece una telenovela. Excitarse con la chacha de la casa, escondiéndose de los padres y hermanos. Más sudamericano no puede ser. Ahí veo el puente entre Francia, España y mi Perú ancestral: la relación familialo-política tan incestuosa entre los tenientes y sus domésticos. Ver y volver a ver La ciénaga, de mi querida argentina Lucrecia Martel… y el último Dioses, del peruano Josué Méndez.
Tratando de encontrar el momento justo para volver a suscitar tan profunda confesión, que hasta hoy significa mucho para él, preparamos el terreno con música de mujeres que gustan a Álvaro, música vasca, música japonesa. Me quedo con The 5,6.7,8s y su Bomb The Twist! Pa’a bailar ya!